Por
Darío Zandevakili Campos
EL
SILBÓN
Esta
leyenda surge en Venezuela, en el siglo XIX. Se describe a este
personaje como un alma en pena. Una de las versiones más comunes
consiste en un fantasma que asesinó a su padre y lo destripó por
haber asesinado a su esposa después de haberla insultado, y diciendo
“se lo ha buscado”. Después de esto, el abuelo del joven lo
mandó atar a un poste en medio de un campo, y dándole latigazos en
la espalda y lavando sus heridas con aguardiente. Después de eso, le
liberó junto a dos perros rabiosos y muy hambrientos; pero antes de
liberarlo, su abuelo le maldijo y le condenó toda la eternidad
llevando los huesos de su padre, caminando sin descanso mientras huye
de los perros.

En cambio, otras versiones dicen que el joven fue con su padre de caza, y después de discutir lo destripó y se lo dio a su madre para hacer un guisado; pero su madre, el abuelo y otros familiares, al descubrir el engaño le maldijeron, poniéndole el mismo castigo antes mencionado. Otras dicen que en las heridas su madre le puso ají picante (chile), pero otra más tenebrosa dice que, después de asesinar y destripar a sus padres, fue condenado a vagar eternamente con los huesos de ambos, pero con una peculiaridad: va silbando mientras vaga, son unas notas semejantes a do, re, mi, fa, sol, la, si en ese orden y subiendo el tono hasta fa y luego volviendo a bajar hasta si. Se dice de esta leyenda que cuando se oye ese silbido muy cerca, el Silbón se encuentra lejos, pero cuando apenas se oye, es porque tu vida peligra y la muerte viene a por ti.
En otras culturas se le llama como El condenado, pero todas acaban en lo mismo: un asesino eterno que sólo mata a mujeriegos y guarda sus huesos en el saco que lleva en la espalda. Muy posiblemente esta leyenda sea una patraña, pero al igual que otros muchos se asegura haberle visto, pero por si acaso, si oyes un silbido con esta partitura, CORRE Y NO DEJES QUE TE ATRAPE.



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